miércoles, 22 de julio de 2009

Un libro que siempre me roba una sonrisa

Una Biblia de neón ilumina el cielo de mi pueblo por las noches. Tía Mae, mamá y yo hacemos nuestra vida como podemos. Papá se ha ido a luchar en la guerra. Mientras, las demás personas en el pueblo nos ven como parias, extraños que han sido arrinconados en una colina por no poder pagar la contribución a la Iglesia.


Mi amigo Toole ha decidido retratarme en su libro: La Biblia de Neón. Sin embargo, estoy convencido de que no soy más que un personaje sacado de su mente. Un retrato subjetivo de su propia adolescencia. Un chico de 16 años escribiendo un libro quien no es otro que yo mismo. Las cosas que me han sucedido, las que estoy viviendo y las que sucederán, no son más que un relato continuo de hechos que forman parte de mi propia historia. ¿O de la historia de Toole? Nunca se sabe qué motiva a una persona a escribir un libro sobre determinado tema. Sin embargo, uno puede aventurarse a indagar. Yo desconozco el motivo. Soy sólo el protagonista de este libro. Le queda a los lectores, la misión de descubrirlo cuando se embarcan en esta aventura.
Quien decida leer mi historia, ya entenderá de por sí que se trata de un relato subjetivo. Las cosas que me suceden a lo largo del libro son sólo mías. Mi historia es intransferible, me pertenece a mí y sólo a mí, a David. Precisamente está cargada de subjetividad, y el hecho de que esté escrito en primera persona, lo corrobora. Mi relato es subjetivo porque son hechos irrepetibles, nadie puede ser una copia mía, de David, así como nadie puede ser una copia de Toole, mi amigo.
Algunas personas se me han acercado, después de leer La Biblia de Neón y me han confesado que mientras leían mi historia se les salían las lágrimas. Piensan que los momentos que tuve que vivir desde muy niño fueron horribles. Sin embargo, yo les respondo que jamás había pensado en algo semejante. Nunca creí que mi juventud hubiese sido terrible o dolorosa. Realmente, recuerdo muy poco antes del momento en que decidí montarme en el tren. Supongo que ese fue un punto decisivo en mi vida, porque desde entonces, sentí un cambio en el curso de mis acciones y mis pensamientos.
De hecho hoy en día estoy convencido de que Toole decidió escribir esas cosas sobre mi pasado para demostrar que existe belleza también en los momentos tristes. Después de todo, ¿no es la vida una serie de momentos buenos o malos, felices o tristes que mal que bien nos hacen crecer? No todo es perfecto, no todo es feliz y dichoso. Sin embargo, creo que allí está la clave. Esos momentos de tristeza y dolor son bellos porque nos ayudan a crecer, nos convierten en hombres y mujeres. A mí, me convirtieron en el hombre que soy hoy en día. La Biblia de Neón, mi historia, tiene belleza en sus páginas porque forma parte de mi vida, de hecho, es mi vida.
Por otro lado, ahora que saqué de mis recuerdos aquel episodio del tren, quiero decir que nunca olvido lo que sentí en aquel momento. Todos mis temores se aclararon, mis sentimientos convulsos encontraron un punto de calma, de entendimiento. A medida que el tren iba avanzando, mi mente iba dando paso a una reflexión. Comprendí definitivamente que a pesar de todo lo que había sucedido. A pesar de que Tía Mae ya no estaba, que mamá y papá habían muerto y que mis manos estaban manchadas con la sangre del prójimo, mi vida aún tenía sentido. En ese momento me comprometí a asumirla. Mi niñez quedaba atrás junto con las borrosas colinas de mi pueblo y a partir de entonces, con esa travesía en el tren, mi compromiso con la vida y todo cuanto me rodeaba era cada vez más tangible.
Hoy en día sigo preguntándome por qué John Kennedy Toole habrá escogido a un chico solitario del Sur para narrar su propia historia en La Biblia de Neón. Y aunque probablemente esa razón nunca se sabrá, al menos estoy convencido de que su elección no fue simple casualidad.

miércoles, 8 de julio de 2009

Maldito duende…

Esperando lo inesperado, que finalmente de comienzo a un nuevo momento. Trato de convencerme de que la vida sigue y de que podré abrazar muy pronto el nuevo status quo. Muy pronto…

Tal vez un duende venga a robarme las pesadillas de fracaso y pueda por fin utilizar mi máquina de coser para los fines que pretendo.

Fuera de eso, supongo que no hay más nada por reportar. ¡Ah, sí! Se me olvida, no he dejado de escuchar Gotan Project y lamentablemente mi mente se inunda de ciertos recuerdos. Aún no he decidido si son recuerdos indeseables o no. Espero comprenderlo en algún momento cercano.

he oído que la noche
es toda magia
y que un duende te invita a soñar.
y sé que últimamente
apenas he parado,
y tengo la impresión de divagar.
amanece tan pronto
y yo estoy tan solo
y no me arrepiento de lo de ayer.
sí, las estrellas te iluminan
y te sirven de guía
te sientes tan fuerte
que piensas
que nadie te puede tocar.
las distancias se hacen cortas
pasan rápidas las horas
y este cuarto no para de menguar.
y tantas cosas por decir
tanta charla por aquí
si fuera posible escapar de este lugar.
amanece tan pronto
y yo estoy tan solo
y no me arrepiento de lo de ayer.
sí, las estrellas te iluminan
y te sirven de guía.
te sientes tan fuerte
que piensas
que nadie te puede tocar.

Esta canción le pertenece a Héroes del silencio, y no a una músico plebeya como mi persona. Aunque desearía que esas letras hubiesen salido de mi cabeza :S

martes, 7 de julio de 2009

Segunda prueba perentoria…

La vida sigue, y nuevamente, a modo de prueba netamente especulativa, publico mi segunda entrada desde la aplicación de blogs de Windows Live Writer.

Me despido una vez más.

La bienvenida inesperada

En medio de notas del fantasma de la ópera, gadgets de un Vista recientemente adquirido y una irrefrenable necesidad de vacacionar, publico mi primera entrada en este blog. Sólo a modo de prueba, diré: ¡Bienvenido a mi blog!

Me despido de esta austera entrada.